Oscar Banda de AT&T México: La empresa me permitió ser y abrazar mi neurodivergencia

Oscar Barda

“No soy raro, soy diferente. Y desde esa diferencia también aporto”, afirma Óscar Banda, director de ventas B2B en AT&T México, quien fue diagnosticado con autismo tipo 1 en la adultez. Su historia es también la historia de una empresa que supo abrir espacio para la inclusión real. La mayoría de los entornos laborales aún esperan que las personas se adapten a la norma, sin importar el costo emocional o físico que eso implique. Pero la experiencia de Óscar es diferente: “En AT&T, cuando digo que soy autista, no me miran raro. Me preguntan qué necesito para estar más cómodo. Eso lo cambia todo”.

Un diagnóstico tardío, una nueva perspectiva

Oscar recibió su diagnóstico a los 32 años y relata cómo este ayudó a aclarar su historia “Lo que yo viví toda mi vida como rarezas —molestia con la luz, sensibilidad al ruido, dificultad para socializar— por fin tuvo un nombre”.

Antes de saber que era autista, Óscar aprendió a enmascarar. “Lo que más agota a una persona del espectro es el masking: fingir, adaptarte, simular estar cómodo. Cuando no lo estás”.

La importancia de los entornos empáticos

En AT&T encontró lo que muchos aún buscan: un entorno donde la diferencia no se castiga, se respeta. “Si estoy sentado con las piernas sobre la silla porque eso me da balance, nadie me juzga. Nadie se ríe. Esa libertad me permite dar lo mejor de mí”.

Y no es un caso aislado. La empresa tiene una política clara de ajustes razonables. “Hay personas dentro del espectro con distintos niveles, y algunos han sido promovidos. No se trata de compasión, se trata de aprovechar el potencial”.

Diagnosticar para incluir

Óscar insiste en que el autismo no ha aumentado, lo que ha aumentado son los diagnósticos. “En los 90 era uno de cada 5,000. Hoy es uno de cada 27. Y eso no es porque sea una ‘pandemia’. Es porque por fin lo estamos viendo”.

Por eso impulsa una meta personal: que los seguros cubran diagnósticos y terapias para personas autistas. “Sin diagnóstico no hay inclusión. Y sin terapias, muchas personas se quedan en el camino, ocultas detrás de máscaras que agotan”.

Visibilizar a los adultos autistas

“Todos los mensajes sobre autismo están dirigidos a niños. Pero los niños autistas crecen. Y si no fueron atendidos, se convierten en adultos que viven en constante lucha contra su entorno”, explica. Él lo vivió. Pero también demuestra que otra historia es posible.

En su caso, su diagnóstico lo llevó a conocerse mejor, y su empresa le dio el espacio para ser él mismo. “Yo aporto una mirada distinta, y en un equipo diverso, eso tiene valor”.

Hacia una cultura de empatía y conocimiento

Para Oscar, no se trata solo de buena voluntad. “El problema no es falta de empatía, es falta de conocimiento. Cuando entiendes qué implica ser neurodivergente, dejas de pedirle al otro que se adapte y empiezas a hacerle espacio”.

Banda expone un mensaje para empresas, gobiernos y diseñadores de espacios públicos: “Si de verdad queremos hablar de inclusión, dejemos de cansar a quienes ya viven adaptándose todo el tiempo. Escuchemos. Aprendamos. Y hagamos ajustes que permitan que todos, desde su diferencia, puedan aportar”.

 

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