Muyuna Fest: el cine indígena que remueve el agua y la conciencia en la Amazonía

Muyuna Fest, más que un evento cultural, es una apuesta por la soberanía narrativa de los pueblos indígenas.

Desde el corazón de la Amazonía peruana, una nueva forma de hacer cine está emergiendo. No como entretenimiento, ni como espectáculo, sino como grito, memoria y resistencia. Es el Muyuna Fest, un festival impulsado por creadores indígenas que transforma al cine en una herramienta para recuperar historias, denunciar injusticias y defender la selva de la explotación y el olvido.

“Decidimos hacerlo en el agua para que la gente vea cómo vivimos, cómo resistimos. No para romantizar la pobreza, sino para mostrar una realidad silenciada por años”, explica Gimena Cariajano, productora del Muyuna fest, creadora de contenido, pertenece al Pueblo Achuar Muyuna, que en lengua local alude a los remolinos del río, es también el símbolo de esta corriente de narrativas que brotan desde las comunidades y desafían la mirada colonial, el extractivismo y la indiferencia estatal.

Cine desde la rabia y la memoria

El origen del festival es tan colectivo como visceral. Un grupo de jóvenes —la mayoría con trayectorias personales marcadas por la desigualdad, la identidad indígena y la lucha por los derechos— se dio cuenta de que el cine podía ser mucho más que una pasión: podía ser resistencia. “A mí me empezó a gustar el cine en 2022, cuando tomé un taller de cine comunitario. Entendí que era una herramienta poderosa para hablar de la selva, de las mujeres, de los niños, de nuestros derechos”, recuerda Jimena.

Desde entonces, Muyuna Fest ha crecido sin dejar de ser radicalmente independiente. La edición de 2024 recibió más de 1,200 cortos y películas de diversas partes del mundo. En 2025, el evento rindió homenaje al pueblo kukama —guardianes del río Marañón, reconocido como sujeto de derechos— y reunió a participantes de Colombia, Brasil, Panamá, Ecuador, Venezuela y pueblos originarios como los Shipibo, Awajún, Maijuna y Matsés, entre otros.

Talleres, canoas y casas flotantes

Lejos del formato convencional de festival, Muyuna se desarrolla entre barrios flotantes, calles inundadas y comunidades que sobreviven a seis meses de agua y seis de arena. Su sede principal está en Belén, un histórico barrio de Iquitos golpeado por la precariedad, la violencia estructural y el desplazamiento forzado. “Es un lugar que ha sido estigmatizado y olvidado, pero también es donde vive una de nuestras compañeras cineastas, una de las pocas mujeres que ha podido alzar su voz desde ahí”, cuenta Gimena.

Las actividades del festival incluyen talleres de formación en comunidades indígenas y no indígenas. Este año hubo laboratorios en la frontera con Brasil, con los pueblos Tatataibo y Matsés; en Belén; con el pueblo Guna en Panamá; y con el pueblo Kukama. “No se trata de llevar nuestras historias. Cada comunidad tiene su propia voz, su forma de narrar. Nosotros solo llevamos las herramientas”, enfatiza.

Uno de los espacios más potentes es el laboratorio flotante, un barco que navega por el río Ucayali y reúne a cineastas indígenas y no indígenas para crear durante días sin tocar tierra. En la edición reciente, este espacio fue ocupado por un equipo de nueve mujeres. De ahí nació Descalza, un cortometraje poderoso sobre la experiencia femenina en la Amazonía, dirigido por Titi, una joven cineasta que sorprendió por su mirada y sensibilidad.

La selva se proyecta

Además de la formación, Muyuna proyecta cortometrajes y películas en puentes, lanchas, plazas y calles. Algunas de las cintas destacadas de este año fueron Shiringa, del peruano Wilton Martínez, y Manas, de la brasileña Marianna Brennand, que abordan los impactos del extractivismo en la Amazonía.

Las proyecciones más esperadas se realizan en Belén, sobre un escenario construido por carpinteros locales con inspiración en las casas palafíticas. En ese mismo espacio, muchas personas de Iquitos se enfrentan por primera vez a las historias de sus propios territorios. “Aquí hay gente que nunca ha ido a Belén por miedo o estigmas. Pero al ver el cine ahí, cambian la percepción. Ven talento, fuerza, humanidad”, señala Jimena.

Cine como territorio, cine como derecho

Para muchas de las personas que participan en los talleres, el cine ha sido una forma de descubrir su propia capacidad narrativa y una herramienta de denuncia. “Cuando se ven a sí mismos contando sus historias, siendo protagonistas, algo cambia. Se empoderan. Y muchos nos piden que volvamos”, cuenta Jimena.

Muyuna Fest, más que un evento cultural, es una apuesta por la soberanía narrativa de los pueblos indígenas. En un país donde el cine indígena aún es marginal y donde las políticas públicas han ignorado históricamente a las comunidades amazónicas, el festival es también un gesto político: “El cine aquí no es entretenimiento, es defensa del territorio, es memoria, es justicia”.

Por ahora, las películas no están disponibles en línea. Las obras nacidas en Muyuna viajan a otras comunidades como parte de los procesos formativos y de intercambio. Pero quienes quieran acceder al contenido pueden escribir directamente al equipo del festival para solicitar material, respetando los términos que cada comunidad decide.

Muyuna Fest 2025 se celebró hasta el 25 de mayo en Iquitos, pero su eco sigue navegando por los ríos de la Amazonía y las pantallas de quienes escuchan con atención.

🌀 Más información:
👉 www.muyunafest.org
📲 @muyunafest en redes sociales
📬 Para ver cortos o colaborar: contacto@muyunafest.org

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