En Colombia, de acuerdo con La primera pero no la última, un estudio de Killary Cinelab sobre la participación de la mujer en el cine colombiano entre 1960 y 2018, trabajaron 3200 personas y solo el 28% eran mujeres. Si se tiene en cuenta únicamente la dirección de fotografía, la cifra se reduce al 6%, por lo que es el área con menor presencia de mujeres.
La situación, aunque mejora, no difiere mucho a la de otros países de Iberoamérica. Sobre esta problemática se reflexionó en el conversatorio La diversidad de género en la dirección de fotografía iberoamericana, presentado por EFD Studios y la ADFC (Asociación de Directores de Fotografía Cinematográfica de Colombia), en la edición décimo quinta del Salón internacional de la luz en Bogotá.
En el panel participaron la mexicana Georgina Terán, CEO de EFD Studios, y las directoras de fotografía, Nuria Roldós (España), Diana Garay (México) y Adriana Bernal (Colombia); fue moderado por Alexandra Falla, directora de la Fundación Patrimonio Fílmico de Colombia.

Todas confirmaron que crecer en la industria no es fácil para la mujer. “No estamos acostumbrados a ver mujeres que crezcan y generen empresa. Los países que no dejan que las mujeres se desarrollen, se han quedado retrasados”, afirmó Terán, quien desde EFD Studios han tenido un claro enfoque en la diversidad.
En el caso específico de la dirección de fotografía, las mujeres deben luchar por derribar estereotipos que aún existen, como que es un terreno masculino porque se utilizan equipos técnicos pesados. “Todo el mundo te quiere ayudar, algo que no sucede con el ayudante de cámara”, contó Roldós.
Con sus más de 35 años de experiencia en el cine, 22 de estos tras cámara como directora de fotografía, Nuria Roldós fue la primera mujer en ese cargo que participó en un largometraje de ese país. Actualmente es la presidenta de la AEC (Asociación Española de directoras y directores de fotografía).
Añadió que, en sus inicios en los 90 en España, un mecanismo de defensa inconsciente que tomó, fue que se “masculinizó” en su forma de ser para poder desarrollar su labor. “Era más seca y más seria para proteger mi espacio”.
En el conservatorio se expuso que a las mujeres fotógrafas todavía en muchas ocasiones se duda de su capacidad para liderar equipos técnicos, por su supuesta falta de carácter o de conocimiento.
Diana Garay, que es copresidenta de la Sociedad Mexicana de Autores de Fotografía Cinematográfica (AMC) y fundadora de Apertura, primera asociación mexicana de cinetógrafas, explicó que en México desde hace diez años ha mejorado la situación, pero antes de eso no “había grandes referentes en el cine y siguen muchas cosas faltando. No existen las mismas oportunidades”, opinó.
En el caso de Colombia, Adriana Bernal, que fue la primera mujer en aparecer en los créditos de una película de ese país como directora de fotografía (El ángel del acordeón, 2008), no cree que en el sector “haya un machismo exacerbado, pero sí necesitamos que haya una sensibilización y que los hombres colegas sientan que es su problema. Hay un cambio por hacer que nos compete a todos”.
OPORTUNIDADES Y VISIBILIZACIÓN
El panel presentado por EFD Studios y la ADFC ante todo fue una oportunidad para abrir espacios en el que se compartan experiencias de la mujer en la cinematografía, y que se visibilicen a referentes de la industria con la clara intención de que cada día sean más.
Como soluciones que las panelistas han tomado para que la brecha de género se acorte, está concientizar sobre la situación que existe en la industria. “Cada una en su puesto de trabajo tiene esa responsabilidad de compartir esta sensibilidad y manera de pensar, para que haya espacio para todo el mundo”, argumentó Nuria Roldán.
Concordaron en que no se trata de que las mujeres lleguen a ser directoras de fotografía por su género, sino por su conocimiento. “Lucho para que se juzgue el trabajo de los demás cuando realmente se vea su trabajo”, aportó Adriana Bernal.
Para esto se deben generar oportunidades, en lo macro desde las políticas públicas como las cuotas de género y los incentivos, y en lo micro, que directoras y directores de fotografía pidan que en sus equipos haya mujeres.
“Hablamos acá desde el privilegio. No es nuestra culpa, pero sí es nuestra responsabilidad abrir espacios”, dijo Diana Garay y agregó que personalmente, en los “crews donde hay más mujeres me siento más cómoda, porque se fomentan ambientes más amables”.
Georgina Terán concluyó que todos en Iberoamérica, hombres y mujeres, “estamos interesados realmente en el crecimiento de la industria a través de la cinematografía, y para que crezca, tiene que haber diversidad”.