Mariana Fabbiani asume un rol distinto en Desvestida: la moda pasó de moda, la docuserie de Mandarina Contenidos que debutó recientemente en Hulu, la marca de entretenimiento general de Disney+. En conversación con PRODU, la conductora describe este proyecto como una experiencia profundamente transformadora.
“A todos los que formamos parte nos cambió en algo y espero que a quienes la vean también les pase lo mismo”, afirma. La serie nació con la intención de analizar la industria de la moda y sus códigos, pero terminó abriendo un debate más amplio sobre identidad, expresión y los estereotipos que durante décadas marcaron qué cuerpos, edades y estilos eran aceptados.
Fabbiani subraya que la docuserie pone en cuestión una industria millonaria que depende del consumo constante y que hoy, más que nunca, enfrenta presiones por revisar sus prácticas. “La moda necesita repensarse: los ideales de belleza, cómo consumimos y el cuidado del planeta. Es la segunda industria más contaminante”, recuerda.
Un proceso que “desvistió” prejuicios
Participar en Desvestida implicó para ella un ejercicio personal profundo.
“A mí me invitó a ser más libre en muchos aspectos, y ese es el objetivo: que a la audiencia también le suceda”.
El cambio de formato —tras años de televisión en vivo— también marcó su experiencia. La construcción documental la obligó a trabajar con otros tiempos, revisar ideas, debatir y encontrar nuevas miradas. Además, debió viajar, entrevistar en tres idiomas y conversar con referentes internacionales de distintas culturas.
“Estoy muy orgullosa del resultado. Siento que es una semilla para el cambio, para que quien lo vea se permita repensar un montón de cosas. Hoy está de moda no estar de moda: ser uno mismo. La moda sigue mostrando cuerpos que representan a una minoría: blancos, altos, flacos. Mucha gente queda afuera. Es momento de derribar mandatos, prejuicios y estereotipos”, reflexiona.
Una apuesta arriesgada y necesaria
Para Tamara Florin, VP de Documental en Mandarina Contenidos, asumir esta temática desde otra óptica fue un desafío central. Buscaban una narración capaz de interpelar a la sociedad y conectar con las discusiones actuales.
Florin destacó además el trabajo de Fabbiani, quien decidió alejarse del vivo para sumergirse en un formato que exige preparación, introspección y un abordaje más analítico. “Mariana se preparó durante meses y asumió un riesgo enorme, y eso se ve en pantalla”, señaló.