Durante el primer dia de Caper Show en Argentina, se llevó a cabo la mesa debate “Mujeres que lideran: la voz femenina en la producción audiovisual”, organizada por PRODU y moderada por María Paula Capuya, CFO de PRODU.
Con la participación de Cecilia Belliz, colorista senior y embajadora de Blackmagic Design para Latinoamérica, Paola Amor, editora audiovisual y VP de la Asociación Argentina de Editores Audiovisuales, EDA-SAE, Victoria Panero, directora de Fotografía y miembro de la Asociación de Autores de Fotografía Cinematográfica Argentina, ADF y Mili Chaín, directora de Fotografía e integrante de la Comisión de Género del Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina, SICAAPMA, destacaron que, aunque existen más referentes y visibilidad, los obstáculos estructurales persisten en las áreas técnicas y de dirección, y que el cambio requiere políticas, corresponsabilidad y continuidad institucional.
María Paula Capuya, CFO de PRODU, explicó que el propósito de la charla fue poner sobre la mesa un tema estructural en la industria:
“Creemos que un tema clave para el presente y el futuro de nuestra industria es la participación de las mujeres en áreas técnicas y de liderazgo. Queremos abrir un espacio de diálogo donde se compartan experiencias, retos y oportunidades”.

Desafíos para acceder a roles técnicos y de liderazgo
La directora de fotografía Mili Chaín, relató cómo su trayectoria profesional ha estado marcada por la necesidad de romper moldes. Recordó que su transición de asistente de luces a directora de fotografía implicó asumir un riesgo en un entorno laboral que no siempre está preparado para la diversidad.
“Mi mayor desafío fue habitar un rol masculinizado. Pasar de asistente de luces a directora de fotografía implicó abrir un camino en el que las oportunidades siguen siendo escasas para mujeres y diversidades”.
Chaín explicó que, a pesar de que Argentina cuenta con leyes que protegen la actividad audiovisual, en la práctica todavía hay brechas que se traducen en desigualdad cotidiana.
“La equidad no alcanza si no generamos espacios libres de violencia y empáticos. En los sets seguimos enfrentando barreras estructurales que no se resuelven solo con leyes”.
El montaje y la necesidad de medir las desigualdades
Desde la sala de edición, Paola Amor reflexionó sobre los sesgos que por años han invisibilizado el trabajo de las mujeres en la posproducción. Contó que al inicio de su carrera, ser mujer generaba desconfianza en un entorno dominado por hombres.
“Cuando comencé, era común que el productor pidiera que lo atendiera un hombre. Se consideraban los roles técnicos como masculinos, aunque fueran tareas narrativas y creativas”.
Amor explicó que fue recién en 2015 cuando la EDA empezó a recopilar estadísticas que mostraban de manera tangible la disparidad en el acceso a producciones de alto presupuesto.
“Había muchas editoras, pero en las películas de mayor presupuesto o más vistas, la mayoría de los créditos principales seguían en manos de varones”, señaló.
La editora también mencionó un patrón recurrente: las mujeres logran insertarse en producciones más pequeñas o independientes, pero la visibilidad disminuye en los proyectos con mayores recursos.
“En las producciones más pequeñas hay más presencia femenina, pero en las de mayor visibilidad los nombres se repiten, y en su mayoría son masculinos” añadió.
La dirección de fotografía y la resistencia a los liderazgos femeninos
La directora de fotografía Victoria Panero, coincidió en que la resistencia hacia los liderazgos femeninos se mantiene en las áreas más técnicas. Desde su experiencia, la docencia le permitió observar cómo el sesgo se manifiesta incluso en las aulas.
“En los primeros años de docencia notaba que los alumnos me observaban más que escuchaban. Cambié mi manera de vestir para poder enseñar sin interrupciones”, recordó.
Panero también compartió una anécdota de su primer trabajo al frente de un equipo internacional. Durante semanas, cada movimiento del grupo se transmitía por el walkie, como si la supervisión constante fuera una forma de poner a prueba su autoridad.
“Durante el primer mes escuchaba por el walkie cada vez que alguien iba al baño. Era una forma de ponerme a prueba. Con el tiempo gané respeto, pero el embudo hacia los puestos de cabeza sigue existiendo”.
Para la especialista, el problema no radica en la falta de talento o preparación, sino en una estructura que sigue privilegiando a los mismos perfiles. “Hoy hay más referentes y más mujeres en fotografía, aunque el acceso a los puestos de jefatura continúa siendo limitado”, dijo.
Perspectiva de género y violencia laboral en la posproducción
Cecilia Belliz, abordó las dificultades que persisten en la posproducción, especialmente en torno al reconocimiento profesional y la violencia laboral. Relató un episodio reciente que ilustra cómo los prejuicios se mantienen incluso en entornos especializados.
“Sigue pasando. Ayer, cuando vine a montar mi estación, un colega me dijo: ‘Los que organizamos entramos por atrás’. Como si no perteneciera al área técnica”.
Belliz agregó que los prejuicios no siempre son explícitos, pero tienen consecuencias concretas. En 2023, tuvo que abandonar una producción internacional tras enfrentar rechazo de parte de sus compañeros.
“Hace dos años tuve que renunciar a un proyecto de una gran plataforma porque los varones del equipo no querían trabajar conmigo. Me reemplazaron. Eso no pasó hace veinte años, sino hace dos”.
Para ella, la transformación solo será real si se logra involucrar a los hombres en la conversación.
“Nunca escuché a un colega decir: ‘Ella tiene razón, deberíamos cobrar lo mismo’. Si seguimos siendo las únicas que lo decimos, quedamos marcadas como conflictivas o difíciles”.
Datos, políticas y estructuras laborales desiguales
En su intervención, Chaín presentó estadísticas elaboradas por el SICAAPMA, que reflejan cómo las mujeres tienen mayor presencia en áreas como maquillaje, vestuario y producción, pero siguen siendo minoría en roles técnicos de alto salario, como dirección de fotografía, cámara o sonido.
“Cuando las producciones se achican, los trabajos se concentran en los mismos hombres. Por eso necesitamos políticas que contemplen la realidad de las mujeres técnicas”, explicó.
Entre las medidas adoptadas por el sindicato, mencionó la inclusión de categorías de género en los registros laborales y la creación de un fondo de maternidad para técnicas que no cuentan con licencias tradicionales.
Dónde se concentra la resistencia
El consenso entre las participantes fue que la mayor resistencia a incorporar la perspectiva de género se da en los equipos técnicos y en los procesos de toma de decisiones.
“En los sets, las salas de control y las áreas de dirección, la perspectiva de género sigue tratándose como un complemento y no como parte estructural del trabajo”, dijo Chaín.
Panero añadió que las crisis económicas tienden a reforzar los sesgos:
“Cuando los proyectos se achican, se prioriza a los mismos hombres. Es necesario insistir sin que eso implique quedar fuera del sistema”.
Formación, educación y nuevas generaciones
La moderadora María Paula Capuya de PRODU, planteó que los avances más sostenibles llegarán con las nuevas generaciones, siempre que la formación profesional incorpore una mirada inclusiva desde el inicio.
“Las nuevas generaciones se forman con otra mirada. No ven diferencia entre hombres y mujeres ni entre personas con distintas condiciones. Ese cambio debe fortalecerse desde la casa, las escuelas y las empresas”.
El cierre del panel destacó que la inclusión no se limita al género, sino que debe abarcar todas las diversidades que integran los equipos de trabajo y condiciones equitativas para todas las personas que forman parte de la industria audiovisual.