Estrenada en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, Amor de papel no es una serie ni un cortometraje, sino un experimento narrativo que desafía las etiquetas. Con una duración poco convencional —cinco episodios de cinco minutos—, esta miniserie dirigida por Edu Cortés propone una historia de amor LGBT que mezcla comedia, referencias literarias y estética cinematográfica, todo desde un formato diseñado para plataformas digitales.
“Es un formato raro, no conozco otra serie de cinco capítulos de cinco minutos. Pero queríamos hablarle a nuevas audiencias sin perder el lenguaje cinematográfico”, explicó Cortés en la presentación oficial. El proyecto nació de una conversación con el actor José Salof, protagonista de la serie, quien inicialmente pensaba en algo más casero, grabado en vertical y sin mayor pretensión. “Le dije: si mi nombre va a estar ahí, hay que hacerlo bien. Como cine”, recuerda Cortés.
Una historia con corazón y bajo presupuesto
Amor de papel se filmó con recursos mínimos pero con muchas ganas. “Lo hicimos con crowdfunding, con una fiesta de recaudación de fondos que terminó costándonos más de lo que recaudamos”, bromea el director. También contó con el apoyo de colegas como Israel Moreno y la Facultad de Cine, donde Cortés da clases desde hace seis años.
Cada episodio cierra con una canción de artistas LGBT, reforzando el compromiso con la representación. “Es un proyecto de aliades”, dijo. Y sí, aunque con pocos recursos, Amor de papel logró reunir a un equipo técnico y artístico de alto nivel, que se involucró no solo por profesionalismo, sino por convicción. “Son esos proyectos que te recuerdan por qué haces esto: porque lo amas”.
Un formato pensado para YouTube y el mes del Pride
La serie se estrenará a finales de junio, durante el mes del Pride, a través de YouTube. “La idea es democratizar el contenido LGBT de calidad. Hay muchas series en plataformas, pero no todas las personas pueden pagar una suscripción”, explicó Cortés. Los episodios se lanzarán semanalmente para generar conversación y atraer audiencias con una mezcla de humor, corazón y estética cuidada.
Además, cada capítulo tiene su propia identidad visual, ritmo y tono. “No queríamos perder el lenguaje del cine, por eso optamos por un formato horizontal, con fotografía cuidada y dirección artística. Aunque es corto, no es improvisado”, subrayó.
Risas, química y libros
La historia de Amor de papel sigue a Christian, un joven que vive entre libros y fantasías, hasta que Sebastián, un cliente irresistible, lo arrastra a vivir una historia que ya no puede controlar. La narrativa se desarrolla dentro de mundos literarios como Don Quijote, El retrato de Dorian Gray, Crepúsculo y Los secretos de YuYu, elegidos por su cercanía con el público digital.
El elenco compartió cómo se volvió una familia desde el primer día. “Nos caemos muy bien, nos divertimos mucho, y esa complicidad se nota en pantalla”, coincidieron. Las escenas absurdas, cargadas de humor, exigieron contención actoral, pero también mucho juego creativo. “Nos ahorramos las risas para entre tomas”, comentaron entre risas.
Narrar con libertad
Para Cortés, la miniserie es también una respuesta a la rigidez de la industria: “El cineasta se enfrenta al tiempo como su peor enemigo. Puedes tardar hasta diez años en levantar un proyecto. Pero hoy hay una ola de nuevos formatos que tenemos que aprovechar, sin ser puristas”. Con más de 15 años de trayectoria en cine, Cortés no le teme a lo breve ni a lo digital, siempre que la historia se cuente bien.
“Las audiencias están pidiendo otros tipos de historias. Están saturadas de contenido largo, quieren algo ágil, pero con alma. Eso es lo que quisimos hacer”, concluyó.