“No fue solo aprender a hacer cine, sino aprender a manejar sus emociones. Cada jornada tenía el acompañamiento de un psicólogo y una trabajadora social”.
En un set de filmación, entre cámaras, luces y motorhomes, tres jóvenes que alguna vez estuvieron al borde de la exclusión encontraron algo más que un empleo: hallaron una nueva forma de mirarse a sí mismos. Detrás de esa situación hay una historia de perseverancia, fe y cine. La escribió Allegro Films y AG Studios, quienes se unieron para dar segundas oportunidades.
Allegro Films es una productora liderada por Inti Zamora y Juan Felipe Ríos, que después de diversas experiencias, diseñó un programa para que jóvenes que alguna vez estuvieron privados de la libertad por errores del pasado, aprendieran los oficios del cine.

EN BUSCA DE SEGUNDAS OPORTUNIDADES
Todo comenzó cuando Inti hace poco más de ocho años realizó un taller de cine para la comunidad Wayuú —indígenas de La Guajira, en el norte de Colombia—, con apoyo de USAID y ACDI/VOCA. Varios participantes terminaron trabajando en la película “Pájaros de Verano”. Esa experiencia fue el punto de partida para buscar nuevas convocatorias que unieran arte y transformación social.
“Volvimos a USAID para ver nuevas posibilidades, y nos contaron que esta vez había que aplicar a las diferentes convocatorias para programas que hacen. Luego de revisar las opciones, nos llamó la atención la de Jóvenes Resilientes y empezamos a organizarnos para acceder”, recuerda Inti en entrevista con PRODU.

Junto con el productor Juan Felipe Ríos, y buscando proyectos para ayudar a los jóvenes llegaron al Centro de Atención al Joven Carlos Lleras Restrepo ¨La Pola¨ de Medellín, lugar donde son llevados los menores de edad que hacen parte del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (SRPA) que se han visto envueltos en situaciones delictivas –
“La idea del proyecto era hacerlo con jóvenes privados de la libertad, pero allá nos dijeron que hay unas personas que son más vulnerables: las que salen de cumplir su pena y vuelven a sus barrios, sin techo y sin comida asegurados. Muchos vuelven a cometer actos delictivos para poder sobrevivir. Así fue como enfocamos el programa en esta población del programa Post-institucional, que regresa a la sociedad y, paradójicamente, es la que necesita más oportunidades”, narra Juan Felipe Ríos.
Con el respaldo de la Escuela Nacional de Cine, el colectivo Cine Sana y el programa de Cine de la Universidad de Antioquia, Allegro Films presentó la propuesta a USAID ACDI/VOCA al Programa Jóvenes Resilientes. El proyecto fue aprobado y así nació el diplomado Detrás de Cámaras, Diplomado de Creación Audiovisual con énfasis en fotografía, arte y producción.
UN AULA QUE TAMBIÉN FUE REFUGIO
Durante seis meses, más de 40 jóvenes participaron en siete módulos teóricos y prácticos. La Universidad de Antioquia abrió sus instalaciones, incluyendo un estudio con cámaras profesionales. “Ellos jamás pensaron poder pisar una universidad, y fue una experiencia gratificante que se sintieran en un espacio con el grado de libertad y seguridad como el campus de la UdeA”, explica Juan Felipe.
Asimismo, agrega Inti, “No fue solo aprender a hacer cine, sino aprender a manejar sus emociones. Cada jornada tenía el acompañamiento de un psicólogo y una trabajadora social”.
La experiencia fue transformadora y 42 jóvenes se graduaron en el Diplomado de cine y estaban ávidos de poner en práctica lo que aprendieron. Para muchos, fue la primera vez que recibían un diploma y que alguien les decía “sí puedes”.
Sin embargo, el reto mayor estaba por venir: uno de los objetivos de este proyecto de Jóvenes Resilientes era lograr que al menos 20 de los egresados pudieran vincularse laboralmente en el sector audiovisual.
“Fue una labor quijotesca. Uno cuenta la historia y la gente dice: ‘qué lindo, muy conmovedor’, pero luego no pasa nada. Nadie te responde los correos”, recuerda Inti.
AG STUDIOS: UNA PUERTA ABIERTA
En medio de esa búsqueda de oportunidades, Inti decidió tocar la puerta a unas 40 productoras colombianas, entre grandes y pequeñas, contándoles del proyecto e invitándolos a que se unieran, aceptando a uno o varios de los jóvenes como sus trabajadores. De todos los correos que envió, solo una respondió: AG Studios.
“Había trabajado hace tiempo con ellos, pero no conocía en persona a Cristina Echeverri ni a Rodrigo Guerrero. Sin embargo, les escribí, y para nuestra sorpresa, Cristina respondió”, cuenta Inti.
Para Cristina Echeverri, socia y directora ejecutiva de AG Studios, el mensaje fue más que un correo: fue un llamado a la acción. “Tengo mucha vocación de servicio y creo en las segundas oportunidades. Recuerdo muy bien el correo y de inmediato me llamó la atención. Seguimos
adelante, tuvimos varias reuniones, y al ver el proyecto tan bien estructurado que tenían y con el respaldo de USAID, supe que teníamos que vincularnos”, relata.
El momento coincidía con la preproducción de ‘Los Iniciados, el diario de las sombras’ una de las películas más ambiciosas de AG Studios que se rodó para Amazon Studios / Prime Video. Aunque el presupuesto ya estaba cerrado, Cristina con su equipo decidieron abrirles campo para poner en marcha la iniciativa:
“No era fácil traer gente nueva, principiante en el oficio, que venían de otra ciudad y que además fueran parte de un programa de resocialización. Pensaba en las distintas dificultades que se podrían presentar al ponerlos a trabajar en un set, ya que esto implica una estructura muy compleja, y me preguntaba sobre cómo sería la convivencia con los demás y su desempeño teniendo en cuenta las particularidades de nuestro oficio. No puedo negar que tuve algo de temor, más siempre tuve la firme convicción de que AG Studios y su equipo humano en set permitirían llevar con éxito esta iniciativa.”.
Fueron dos jóvenes graduados del diplomado ‘’Detrás de cámaras de Creación audiovisual’’ los que participaron en el equipo de Los Iniciados: uno como asistente de producción y el otro
como asistente de locaciones. En principio, solo Rodrigo Guerrero, productor de la película y otros cinco líderes del equipo de producción conocieron de dónde venían estos nuevos integrantes, con el fin de brindarles apoyo y acompañamiento desde AG Studios, para lograr un buen desempeño.
Para la ejecutiva, existía una responsabilidad no solamente frente a los directivos, los empleados, sino un set de filmación donde hay proveedores y donde está la comunidad en general.
“Hicimos el esfuerzo para acomodarnos en la nómina. Necesitábamos ponerlos en áreas donde aprendieran, trabajaran realmente y pudiéramos acompañarlos si había un momento complicado. No le contamos a nadie más para evitar situaciones de discriminación. Para mí era muy importante que se cumpliera el objetivo que era que trabajaran las ocho semanas de rodaje”, comenta Cristina Echeverri.
EN UN SET DE VERDAD
Durante las ocho semanas de rodaje de la película, los dos jóvenes del programa compartieron con actores, técnicos y jefes de área. “Ellos no imaginaban que esto fuera tan grande. Los montajes de los sets, el despliegue de los base camps, motorhomes, camiones cubriendo varias cuadras, esto para ellos eso era muy impresionante”, recuerda Ángela Lozano, productora de AG Studios.
En los sets, narra Lozano, nunca hubo una diferencia ni de trato, labores o salario con los demás asistentes. “Ganaban lo mismo que todos los asistentes y el trato era igual para todos”.
Para ellos todo era nuevo, porque además de la experiencia del rodaje, tenían que enfrentarse a una urbe como Bogotá que es más del doble de grande que Medellín y con un clima frío, en comparación a su ciudad natal.
“Fueron súper puntuales, cumplidos y dispuestos a trabajar. Nuestras producciones tienen un gran porcentaje de llamados con pre-montajes de los departamentos de locaciones y producción, justo los departamentos a los que pertenecían nuestros jóvenes lo que significaba para ellos llegar al set con horas de anticipación al llamado general.
Al final del rodaje de ‘Los Iniciados, el diario de la sombras’ fue que se reveló ante todo el equipo, de dónde venían estos jóvenes. Cuenta Ángela Lozano que “uno de los chicos redactó una carta muy bonita donde contó toda experiencia desde que habían salido del Centro de Atención Especial (CAE), el proceso de su preparación, graduarse y de trabajar en esta profesión. Todos nos conmovimos y aplaudimos. Fue algo muy emotivo”.
COMPROMISO SOCIAL
De los 42 jóvenes que iniciaron el diplomado, siete lograron vincularse laboralmente en distintas producciones. Uno de ellos ha participado a la fecha en cuatro proyectos como asistente de Locaciones; otro ingresó a estudiar Sociología en la Universidad de Antioquia y actuó en la película Un Poeta; una vez termine, quiere retomar en el cine.
Cristina Echeverri resalta que con esta primera experiencia se demostró que este tipo de programas funcionan, y para un nuevo proyecto que rodaron, esta vez una serie, los dos jóvenes repitieron como integrantes del equipo y sumaron uno más.
“Desde AG siempre buscamos una contribución social y dentro de nuestro programa de responsabilidad social este fue uno de los temas que desarrollamos y que se unió todo lo demás venimos haciendo en materia de sostenibilidad”, afirma.
RIESGO DE QUE EL PROYECTO DESAPAREZCA
El proyecto desarrollado por Allegro Films para USAID y ACDI/VOCA podía haber durado cinco años más, más no continuó debido a la pérdida del apoyo financiero gubernamental a USAID. ‘’Uno quisiera ver los 42 que estuvieran vinculados, pero no es así. Somos nosotros
como sociedad los que le cerramos la puerta porque no damos las oportunidades. De los 42 muchachos varios volvieron a delinquir y a hacer cosas más extremas de lo que ya habían vivido”, señalan Inti Zamora.
El programa Jóvenes Resilientes por parte de USAID terminó, no por esta experiencia, sino por situaciones de apoyos gubernamentales. No obstante, el equipo de Allegro Films no quiere dejar morir el sueño.
“Estamos buscando empresas que vean en la enseñanza del cine una herramienta de transformación. Hay jóvenes con talento y disciplina, que solo necesitan una oportunidad”, dice Juan Felipe Ríos.
El audiovisual les dio un propósito. Ahora, lo que está en juego es que ese propósito no se apague. Cada cámara encendida fue una luz para alguien que vivía en la oscuridad pero esas luces necesitan más manos para seguir brillando.