Search
Close this search box.

Autismo y su representación en los contenidos audiovisuales: ¿Cómo vencer el estereotipo del genio?

Imagina que sales a la calle y le preguntas a la gente: ¿Qué tienen en común Sheldon Cooper de The Big Bang Theory, Dr. House, The Good Doctor y Christian Wolff de El Contador?, la respuesta casi unánime será: “Son autistas”. ¡Bingo! Pero si profundizas un poco y les preguntas: ¿Qué es el autismo?, las respuestas suelen ser confusas: “¿Es una enfermedad? ¿Una discapacidad?” Y claro, no falta quien diga: “¡Ah, claro, los autistas son genios, ¿no?!”. ¿Pero qué tan acertadas son estas percepciones? ¿Ha sido realmente útil la representación del autismo en los medios para fomentar la inclusión y comprensión del espectro autista? Spoiler: ¡hay mucho más que desenterrar en esta historia!

Desentrañando el Espectro Autista

El autismo no es una sola cosa ni sigue un solo patrón. Según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), el Trastorno del Espectro Autista (TEA) incluye desafíos en la comunicación e interacción social, además de patrones de comportamiento repetitivos o intereses restringidos. En términos más simples, es una condición neurológica que afecta cómo las personas perciben y procesan el mundo, pero cada persona autista es única. No hay dos autistas iguales, y esa diversidad es lo que falta en las pantallas.

¿Neurotípicos? ¿Neurodivergentes?

Mientras que los neurotípicos siguen el “libro” del desarrollo convencional, los neurodivergentes, como las personas autistas, tienen su propio ritmo y forma de entender el mundo. A pesar de esto, muchos personajes autistas en la televisión siguen estereotipos rígidos: casi siempre hombres, blancos, heterosexuales, con intereses científicos y habilidades excepcionales. ¿Pero qué hay de las mujeres autistas o de las personas que no encajan en ese molde?

Mili y sus mundos sociales una voz autista

Mili es una psicóloga feminista especializada en temas de género y psicosociales que cuenta con una base de más de 20mil seguidores y es autista diagnosticada, dando su perspectiva del mundo y las relaciones humanas desde su blog personal.  “Desde que nací soy autista y ello significa que mi cerebro es diametralmente diferente al tuyo lo que me hace muy diferente a ti y esa diferencia enunciada o no, se notará eventualmente en nuestras vidas. Reducir el autismo a las pocas manifestaciones que se exteriorizan y que no son ni la punta del iceberg de todo lo que conlleva nuestra condición es lo que se ha hecho hasta ahora. La gran mayoría de las manifestaciones del autismo son invisibles para los neurotípicos, me pueden ver aletear para autorregularme y piensan que el imitar neurotipias como esas ya es una representación.

“El cerebro autista goza de una plasticidad que nunca pierde, capaz de tener hiperfoco, establecer patrones sumamente complejos, minuciosos y autoexigentes que, por conducto de que vivimos en sociedad, tenemos que emular convincentemente a los neurodivergentes con la intención de sobrevivir y no ser excluidos, sin embargo nuestras diferencias siempre se asoman, es un trabajo que cuesta muchísima energía, un trabajo constante que imita acción y reacción.

Para quienes creen que nos pueden “representar” les digo que no hay nada cool en la hipersensibilidad o los problemas digestivos propios de la condición, la discriminación negativa, las posibilidades más altas de suicidio o fingir estar adaptado a esta sociedad capacitista que agota tremendamente”.

El Impacto de los estereotipos y falta de representación de género

Analleli Quevedo, directora de Integración Sensorial México especialista en autismo y neurodesarrollo afirma que las series más incrustadas en el imaginario popular efectivamente son hombres blancos heterosexuales con intereses científicos y con un grado de autismo de un nivel de apoyo bajo. Sin embargo, no todos los autistas tienen esos intereses.

“En el caso de las mujeres autistas los intereses restrictivos no son tan evidentes y además tienden a hacer más “masking” (ocultar sus características para camuflarse con las personas neurotípicas). Si bien estadísticamente hay más personas con autismo con discapacidades que con altas capacidades, querer ver y representar sólo las altas capacidades de la condición, solo genera sesgos muy burdos que terminan siendo estereotipos que no sirven para ayudar a la inclusión”.

La especialista puntualiza que también se les representa mucho como personas que en sus relaciones humanas no tienen filtro o como personas extrañas que les cuesta relacionarse con los demás pero las personas con autismo no viven así “Hay personas autistas y más las mujeres que pareciera que no lo tienen, pero ello les deja con una muy mala calidad de vida, porque para ellos les representa mucha energía tratar de encajar a una sociedad capacitista que no tiene cabida para necesidades particulares de regulación, alimentación, o trastornos del sueño”.

Nuevas tendencias: Diversidad y realismo

Afortunadamente, en los últimos años ha habido un esfuerzo por retratar de manera más auténtica y diversa a las personas autistas en los medios. Películas como Champions (2023) han dado espacio a actores autistas y con otras discapacidades, mientras que algunos personajes de ficción, como los de Star Trek (sí, Spock, estamos mirando hacia ti), son especulados como autistas* sin que esto se haya confirmado oficialmente. Pero queda un largo camino por recorrer.

En el estudio Representación del Autismo en los Medios de Ficción: una revisión sistemática del contenido de los medios y su impacto en el conocimiento y la comprensión del autismo por parte de los espectadores, analizó ochenta y siete personajes autistas en las 25 publicaciones. Encontró que, aunque las representaciones estereotipadas eran evidentes, había una creciente diversidad entre las representaciones, como los personajes autistas de orígenes no caucásicos y los que se identificaban como lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, queer, intersexuales y asexuales+, aunque estos grupos minoritarios todavía estaban subrepresentados. También hubo evidencia de un alejamiento de los tropos de discapacidad históricamente comunes, como el sabio autista.

“Si queremos comprender verdaderamente los impactos de las representaciones mediáticas ficticias en la conciencia y la aceptación del autismo, primero debemos desarrollar medidas que midan de manera precisa y respetuosa las experiencias de las personas autistas con respecto al conocimiento y las actitudes de la comunidad”

“Descubrimos que varias de las medidas reflejan percepciones capacitistas, basadas en el déficit y obsoletas del autismo. Es necesario explorar los efectos diferenciales de las representaciones canónicas y codificadas del autismo” recomienda el estudio.

La Fundación Teletón de México, que ha creado una clínica para la atención de niños autistas, también ha subrayado la importancia de romper los estereotipos en los medios. “Es crucial mostrar que hay una enorme diversidad dentro del espectro autista y que las personas autistas no se limitan a genios o inadaptados. ¿Por qué no mostrar a una persona autista en una actividad cotidiana como salir a comer, practicar deporte o simplemente disfrutar de un día de playa?” recomiendan.

¿Qué sigue?

Los medios tienen una gran tarea por delante. Las representaciones del autismo no pueden seguir encasilladas en los mismos estereotipos de siempre. Es hora de que evolucionen hacia algo más auténtico, algo que capture la diversidad y complejidad de quienes viven dentro del espectro y de sus familias. El autismo no es un “superpoder”, pero tampoco siempre es una tragedia. Es simplemente otra forma de experimentar el mundo, y esa realidad debe reflejarse en la pantalla.

Además, para nutrir realmente las historias y enriquecer la narrativa sobre el autismo, es clave que no solo nos quedemos con las representaciones ficticias en los medios tradicionales. También necesitamos que la conversación se amplíe hacia otras plataformas, como en redes sociales, donde las personas autistas ya cuentan sus propias historias, así como en textos de no ficción, en biografías, documentales o artículos periodísticos. Más voces, más perspectivas, más realidades. Eso es lo que nos ayudará a romper con los viejos moldes.

 

 

*Representación no intencional

Es probable que Gene Roddenberry, creador de Star Trek, no escribiera intencionalmente a Spock como autista, ya que el autismo no se entendía bien cuando el programa se emitió por primera vez en los años 60. El personaje puede haber incorporado involuntariamente rasgos que resuenan con experiencias autistas.

Suscríbete al newsletter y recibe lo mejor de PRODU Sostenible