En la actualidad, la sostenibilidad no solo se mide por el impacto ambiental, también se mide por el compromiso social y cultural de las empresas. La industria del entretenimiento no es la excepción y la inclusión en contenidos televisivos y cinematográficos tienen un largo camino por recorrer y madurar.
Inclusión y sostenibilidad: Dos caras de la misma moneda
Ha sido un camino largo el de cambiar el paradigma de la representación únicamente de personajes blancos, normotípicos* y heterosexuales y pasar a una representación diversa y equitativa de diferentes grupos sociales, géneros, etnias, orientaciones sexuales y capacidades especiales para responder a las demandas de una audiencia cada vez más consciente.
Para que la inclusión sea verdaderamente sostenible, debe ser parte integral de la narrativa, contribuyendo al desarrollo de la historia de manera orgánica y significativa. Esto implica no solo la presencia de personajes diversos, sino también su representación de manera compleja, respetuosa y realista.
Cómo percibe la industria el concepto: Inclusión en los contenidos audiovisuales en Latinoamérica
PRODU Sostenible consultó a diversos especialistas al respecto
Charlie “El Huevo” Barrientos, escritor, productor y guionista de comedia: “Para mi la inclusión en los contenidos, es que estén todos, sin etiquetas. Que estén todos como son y que los que estén, creo que es lo más importante, que sean auténticos”
Jorge Barrera, comunicador social, orientador y sensibilizador de Violencias desde el énfasis en Masculinidades Corresponsables no Violentas
“El termino inclusión abarca muchas categorías desde diferentes enfoques como lo puede ser, el género, ya sea a partir del sexo desde una perspectiva biológica, la orientación sexual y la identidad de como las personas eligen ser ante la sociedad; desde la perspectiva territorial frente a diferenciar entre la población urbana y rural o desde un enfoque poblacional donde entran por ejemplo los grupos étnicos como los afrodescendientes, indígenas, palenqueros, raizales y gitanos; entre otras”.
Barrera explica que el objetivo de la inclusión como termino desde los enfoques es evitar la discriminación, la exclusión y la segregación en todos los entornos y dinámicas sociales. Por eso cuando hablamos de la inclusión en la televisión, ya sea basada en hechos reales o ficción, es la creación de una línea tanto temporal como histórica de los personajes, lugares y acontecimientos que logran conectar el pasado, presente y futuro de los mismos con las audiencias para no generar vacíos, cuestionamientos o mantos de duda desde los diferentes enfoques anteriormente explicados.
Cuando la inclusión se vuelve “forzada”
Luz Jaimes, escritora y guionista, enfatiza que no se puede forzar narrativas clásicas a nuevas narrativas y explica por qué: “La inclusión forzada la podemos identificar desde la narrativa, desde los guiones, temáticas y personajes que se diseñan. El forzar las narrativas clásicas a personajes contemporáneos no va a funcionar porque cuando el personaje habla te dirá ´yo no quiero hacer el recorrido que hace el héroe´para empezar el héroe tradicionalmente en las historias se le ponen acompañantes, mentores y se le ruega para que vaya a cumplir con su misión desde ahí estamos forzando una inclusión en cuanto a los personajes femeninos porque a una mujer nadie le va a poner acompañantes, desde el inicio que una mujer quiere lograr una misión le van a decir ´tú no´y ella tendrá que hacer un recorrido desafiando la sociedad y masculinizándose para agradar a la sociedad y que la dejen entrar en el rubro donde quiere entrar.
“Hoy la generación Z está hablando de ´heroines´y ya no se van a identificar con los héroes y las heroínas a las cuales ya les hacen cuestionamientos de por qué no quiere ser ella misma y se quiere masculinizar, el heroine de entrada no se reconoce en su propio cuerpo y para ello necesitamos nuevos paradigmas porque si no la inclusión forzada se vivirá desde la producción porque solo poner personajes LGBT+ o mujeres o razas sin una narrativa es superficializar la inclusión”.
Jaimes recomienda trabajar mucho con los escritores y entender que la generación Z contará las nuevas historias desde sus vivencias y el trabajo de generaciones anteriores y de la industria es prepararlos para que narren bien.
Por su parte, Charlie “El Huevo” Barrientos destaca que se debe evitar solo cumplir con cuotas: “No puedo meter un personaje nada más por cumplir con una cuota, tiene que haber una razón para que esté ahí y si va a estar ahí, perfecto, que sea auténtico. Que no necesariamente tenga que estar con una bandera de lo que sea, diciendo aquí estoy, representando a un sector. Creo que en los contenidos hace falta, para la inclusión, autenticidad”.
“La lucha de los diferentes sectores de la sociedad por pertenecer y participar en todos los aspectos de la sociedad, es legítima y es necesaria. Insisto, siempre y cuando haya autenticidad, siempre y cuando sea porque se requiere, y no solamente por cumplir una cuota, es importante contar con todos los personajes que la historia requiere. La inclusión forzada hace que se pierda toda la esencia de la lucha de estos sectores por pertenecer”.
Un caso que ha desatado polémica es Betty la fea, la historia continúa, la nueva temporada de la famosa telenovela colombiana y que se desarrolla 25 años después del guión original, ha traído comentarios de todo tipo.
Uno de los temas que más ha generado debate entre la audiencia que uno de los personajes, Sandra (Marcela Posada), mencionó sin más contexto ser lesbiana.
Ese personaje puntualmente en Yo soy Betty, la fea nunca mostró interés alguno sentimentalmente por una mujer y lo contrario, continuamente mostraba su deseo por los hombres. Y no quiere decir que no haya mujeres que sea así, y que esconden su condición sexual ante la sociedad por muchas razones, pero lo que sucede en la nueva serie y por lo que es visto como un guiño de inclusión forzada es que tras 10 capítulos, nunca se profundiza sobre Sandra y este cambio que ahora muestra feliz ante el mundo.
En esto concuerda, Jorge Barrera, desde el énfasis en Masculinidades corresponsables no violentas, quien opina que en el caso expuesto, “cuando en dos temporadas de una misma serie, hay un personaje que en la primera tiene una historia desde su rol muy definido y claro para los y las televidentes, pero en la segunda temporada, hay un vacío histórico en la línea del personaje que no tiene una explicación clara para la audiencia de esa repentino rol, por ejemplo desde la paternidad o maternidad, orientación sexual, situación económica, etcétera, esto es justamente percibido con la intención de ser inclusivo pero que, en la línea de la historia del producto audiovisual, la acción de ese personaje se ve forzada”.
En contexto la televisión colombiana también recientemente se lanzó una serie protagonizada por actores mayores de 60 años: Tan lejos como puedas. “Hace parte de la búsqueda extrapantalla, porque la serie pretende entrar en un sano conflicto con esa mirada de gran parte del cine y la televisión, según la cual la vejez está proscrita y que las historias son para gente con abdominales y sonrisas diseñadas. Eso impacta por supuesto a los actores que han dedicado toda una vida a este oficio” afirmó el director Roberto Flores.
Falta de representación
Si bien existen estos casos de falla en la narrativa, la falta de representación diversa continúa siendo una realidad. La fundación estadounidense Annenberg, dedicada a analizar anualmente la inclusión en las películas más taquilleras, ha recopilado datos desde 2007 y en su informe más reciente Inequality in 1,700 Popular Films: Examining Portrayals of Gender, Race/Ethnicity, LGBTQ+ & Disability from 2007 to 2023 reveló que en 2021, el 41% de los protagonistas o coprotagonistas fueron mujeres. Además, el 32% pertenecía a razas o etnias históricamente marginadas.
Podemos decir que estos avances son significativos, aún persisten áreas de estancamiento. Por ejemplo, solo el 3% de las 100 mejores películas de 2023 presentaron protagonistas/coprotagonistas femeninas de 45 años o más. Las mujeres negras enfrentan aún mayores desafíos para alcanzar roles principales, ya que solo 1 de las 100 mejores películas de 2023 presentó a una mujer de color de 45 años o más como protagonista, lo que no fue diferente de 2022 (5%) o 2007 (0).
El estudio indica también que en 2023, el 55,7% de los personajes en pantalla eran blancos, mientras que el 44,3% pertenecían a grupos raciales y étnicos subrepresentados. Además, la representación LGBTQ+ sigue siendo escasa: solo 60 personajes en las 100 mejores películas de 2023 eran LGBTQ+, lo que representa un 1,2% del total de personajes con diálogo.
Aunque la industria está logrando grandes avances, aún hay colectivos que quedan descolgados de esa representatividad. No estamos, por tanto, ante un fenómeno de inclusión forzada, sino de inclusión necesaria para ofrecer voz y presencia a quienes no solemos ver en la gran y pequeña pantalla.
*Normotipo es un biotipo de cuerpo que da a entender que una persona con esa cualidad tiene una contextura física dentro del promedio