En un escenario donde la tecnología avanza a pasos agigantados, el sector de telecomunicaciones y tecnología se encuentra en medio de una revolución que redefine su orientación y sus retos. La llegada de innovaciones como 5G, inteligencia artificial y la computación en la nube además de abrir oportunidades para potenciar la oferta y la experiencia del usuario, exponen conflictos y desafíos que deben abordarse con estrategia y responsabilidad.
Desde la perspectiva del marketing digital y Paid Media, entendemos que la confianza del usuario y la reputación de marca son activos no negociables. Los hallazgos del informe Radar México 2025 -desarrollado por LLYC- dejan en evidencia que, pese a los avances tecnológicos, persiste una brecha de credibilidad alimentada por fallas en el servicio, una atención al cliente deficiente y preocupaciones legítimas sobre privacidad digital A esto se suma la percepción de rezago frente a otras economías emergentes en materia de digitalización, lo cual mina el posicionamiento de liderazgo en el sector, impactando en las decisiones de inversión y en la adquisición de confianza por parte del consumidor.
Un elemento crítico a tener en cuenta es la percepción de centralización regulatoria en medio de la transferencia de funciones del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) a la Secretaría de Economía. Este movimiento ha encendido alertas en torno a la autonomía del regulador, creando un entorno de incertidumbre que podría frenar la inversión y, por ende, la innovación.
Frente a este escenario, desde el marketing, resulta imprescindible comunicar un compromiso genuino con la protección de datos, la ciberseguridad y la inclusión digital. La estrategia debe ir más allá de la publicidad: promover una narrativa de responsabilidad social, ética y sostenibilidad, que resuene en los valores actuales de los consumidores. La digitalización responsable, cuidadosamente alineada con la reducción de huellas de carbono y promoviendo la diversidad, puede convertirse en un diferenciador clave en un mercado cada vez más competitivo y exigente.
Asimismo, el impulso a la innovación local y al ecosistema emprendedor – start-ups, fintechs y desarrolladores de tecnología- debe formar parte de la estrategia de crecimiento. La colaboración público-privada en inclusión digital y la inversión en nuevas tecnologías enriquecen el ecosistema y fortalecen la confianza social en el sector.
En un entorno donde la protección de datos y la privacidad digital se transforman en valor diferencial, las marcas que logren posicionar soluciones confiables y éticas podrán construir una reputación sólida y duradera, estableciendo una conexión auténtica con sus audiencias para capitalizar las oportunidades del presente y del futuro.
En conclusión, el futuro del sector telecom y tecnología requiere un enfoque integral que responda a una innovación tecnológica, comunicación transparente y un gran compromiso social. Solo así podremos transformar los desafíos en oportunidades y consolidar una posición de liderazgo basada en la confianza, la ética y la innovación responsable.