Sin planeación no hay financiamiento hídrico posible: expertas debaten el futuro del agua en México desde una perspectiva sostenible y financiera

En el marco del Women’s Energy and Sustainability Summit (WESS), se celebró el panel: Finanzas y fondos sustentables para proyectos hídricos, una conversación clave que reunió a voces expertas del sector financiero, consultoría internacional y empresas con impacto sostenible. El consenso fue: sin planeación urbana y territorial no hay financiamiento que alcance, y sin colaboración entre sectores, la transformación hídrica en México seguirá siendo una promesa lejana.

Moderado por Luis Miguel González, director general editorial de El Economista, el panel contó con la participación de Martha Peña Ordóñez, consultora del BID; Nalleli Barajas, subdirectora de Sustentabilidad de la Bolsa Mexicana de Valores; María José Vallejo, directora de Consejeros Regionales de BBVA; Solange Romero Pavía, country manager en Pacific Corporate Sustainability; y Martina Selser, country manager de Unlimit.

Planeación, el punto de partida

Desde la primera intervención, Martha Peña subrayó un mensaje urgente: “No hay financiamiento ni fondo suficiente si no hay una planeación estratégica, urbana y territorial”. Para la especialista, discutir infraestructura hídrica exige ir más allá de la ingeniería del agua e incluir factores como movilidad, energía, suelo y gobernanza local. “¿Quién conoce el plan de desarrollo de su municipio o alcaldía?”, cuestionó, señalando la desconexión entre la ciudadanía, el uso del suelo y la infraestructura que sostiene nuestras ciudades.

Finanzas sostenibles: instrumentos y oportunidades

Nalleli Barajas detalló los mecanismos financieros disponibles desde la BMV, como los bonos verdes, sociales, sustentables y vinculados a sostenibilidad. “Hemos movilizado más de 100 mil millones de pesos en este tipo de proyectos”, señaló, destacando que el etiquetado de deuda —como los bonos azules, específicos para proyectos hídricos— permite dirigir capital a soluciones puntuales con trazabilidad y rendición de cuentas.

Por su parte, Solange Romero compartió el caso del bono sostenible emitido en Lima con apoyo del BID, como ejemplo de cómo reconfigurar infraestructura hídrica con enfoque territorial. “Hablamos de agua, pero también de energía, movilidad y dignidad”, dijo, subrayando que el éxito de los proyectos pasa por integrar todas las capas de sostenibilidad.

Inversión y riesgo: cuando el agua se vuelve asunto financiero

Ana Cristina Tobalín, desde su rol empresarial, fue enfática: “Faltan financieros en estas conversaciones. El riesgo hídrico debe ser visto como riesgo financiero”. Relató cómo una planta de su empresa logró recuperar el 100% del agua utilizada en su proceso industrial y cómo esta eficiencia hídrica hoy se traduce en ventajas competitivas, e incluso en posibilidades de donación de concesiones al gobierno para uso social.

Además, compartió el impacto de la tecnificación del riego, no solo en ahorro de agua, sino en la resiliencia de los productores rurales. “En épocas de sequía, tener o no riego eficiente puede significar quebrar o sobrevivir”, advirtió.

Digitalización e inclusión: las claves silenciosas

Martina Selser, desde el sector fintech, amplió el panorama: “La inclusión financiera también es acceso al agua”. Explicó cómo las soluciones de cobro digital —como pagos QR o modelos de suscripción— permiten a las empresas escalar servicios básicos en zonas rurales y disminuir el uso de efectivo, generando beneficios ambientales y sociales. “Reducir la circulación de billetes es también sostenibilidad”, afirmó.

El llamado a la colaboración y a ver el todo

La discusión concluyó con un llamado a mirar los retos hídricos de manera sistémica. “Las inversiones no solo deben hacerse, deben mantenerse y tener impacto a largo plazo”, dijo Solange Romero. Para Barajas, la trazabilidad, la divulgación y la transparencia son condiciones clave para acceder a más capital.

Las panelistas coincidieron en que el agua es un derecho, no solo un recurso. Y como tal, exige la participación de todos los sectores: banca, empresas, gobiernos, comunidades y ciudadanos.

“Somos agua. El financiamiento no es solo un tema de inversión, es un tema de gobernanza, de visión y de urgencia. Y eso solo se logra con alianzas”, concluyó Marta Peña.

El panel cerró con aplausos, pero sobre todo, con ideas claras: no hay transformación hídrica sin planeación, sin datos, sin comunidad, y sin cruzar fronteras entre lo técnico, lo financiero y lo humano.

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