La historia gira en torno a la llegada de un iceberg a las costas colombianas, como consecuencia del cambio climático, desencadenando un caos social. Este escenario sirve como telón de fondo para explorar los deseos, necesidades, aspiraciones y amores de los personajes principales, incluyendo un periodista que quiere llegar a tener una vida soñada.
La semilla del proyecto surgió hace más de 13 años cuando Carlos Vergara leyó un cuento llamado Calentamiento global, del periodista panameño Juan Abelardo Carles. El relato lo inspiró para hacer un cortometraje, así que contactó con el escritor para que le cediera los derechos. Poco después, junto al también director Jairo Estrada (El sancocho) hizo las primeras versiones de un guion que terminaría transformándose en largometraje.
Durante mucho tiempo Vergara estuvo puliendo el argumento y buscando financiación hasta que finalmente la consiguió en 2021, de la mano de la Ley 814 y de inversionistas particulares que creyeron en la película.
Un rodaje desafiante y sostenible
El rodaje duró seis semanas y se desarrolló entre marzo y abril de 2021, en medio de estrictos protocolos de bioseguridad por la pandemia de Covid-19. Grabaron en el departamento de Córdoba (al norte de Colombia), en la ciudad de Montería y municipios como Planeta Rica, Buenavista, San Antero, San Bernardo del Viento, al igual que en Manaure (ubicado en el departamento de La Guajira). En la realización aparecen paisajes como bosques, montañas, desiertos, playas, e incluso mar adentro.
El cineasta reconoció que en algunos de esos espacios afrontaron condiciones climáticas complicadas, como temperaturas de más de 40 grados centígrados y tormentas de arena. Se utilizaron cámaras RED Komodo, drones, cargadores portátiles y baterías de larga duración. Las escenas en el mar las filmaron a bordo de lanchas.
Más del 70% de la película se grabó en plano secuencia, algo que, según Vergara, se logró mediante una planeación rigurosa de los movimientos de cámara y de actores, de la mano de su asistente de dirección y el director de fotografía. En el crew participaron 70 personas, aunque algunas escenas requirieron más de 250.
El artista contó que en todas las etapas de la producción midieron la huella de carbono para medir el impacto ambiental de la misma. Además, redujeron en más del 90% el consumo de plásticos de un solo uso.
“Cada persona tenía un solo vaso asignado para tomar agua, apostamos por la separación de desechos, evitamos usar platos de icopor y concientizamos al equipo para que adoptara hábitos que ayudan a reducir el consumo de agua y energía” aseveró.
En el 60% de la película hay efectos visuales (VFX) hechos por la compañía colombiana Uebos Films. Según Vergara, estos se emplearon para recrear el iceberg del film mediante técnicas de animación 2D y 3D.
Asimismo, se usaron para simular accidentes automovilísticos y ensoñaciones del protagonista en el cielo (entre otras cosas).
Este contenido será exhibido en Colombia en salas de cine de Procinal, Cine Colombia, Royal Films y Cinépolis.