Los Juegos Olímpicos de 2024 en París han llegado a su fin, dejando una marca importante en la historia de la sostenibilidad en eventos deportivos. Este año, la capital francesa no solo fue escenario de competencias deportivas, también se posicionó como un referente en la búsqueda de unos juegos más respetuosos con el medio ambiente. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y avances, queda claro que aún existen desafíos significativos para alinear estos eventos con los ambiciosos objetivos del acuerdo de París sobre el Clima.
El compromiso y el cómo para la sostenibilidad
Desde el inicio, París 2024 se propuso ser un modelo de sostenibilidad. La elección de París como sede, la misma ciudad que albergó el Acuerdo de París de 2015, ya implicaba una responsabilidad especial. El Comité Organizador de los Juegos Olímpicos (COJO) implementó una estrategia climática que abarcaba desde los conceptos de infraestructura hasta la alimentación de los atletas, con el objetivo de reducir la huella de carbono a la mitad en comparación con ediciones anteriores.
Uno de los logros más notables fue la decisión de utilizar en un 95% infraestructura ya existente o adaptada de manera temporal, evitando la construcción innecesaria de nuevos estadios. Solo se construyó un nuevo recinto, el Centro Acuático, que queda como legado para los habitantes de Seine-Saint-Denis. Además, se priorizó el alquiler de mobiliario en lugar de la compra y se planificó la “segunda vida” de los equipos utilizados.
Innovaciones en infraestructura
París también invirtió US$1,500 millones en la limpieza del río Sena y en la construcción de infraestructura para recolectar agua de lluvia, una obra que no solo benefició a los Juegos, sino que garantizará un río menos contaminado para el futuro de la ciudad. Esta nueva infraestructura es capaz de contener el equivalente a 20 albercas olímpicas de agua sucia, que ahora será tratada antes de regresar al Sena.
Sin embargo estas obras no convencieron a residentes parisinos ni a organizaciones ambientalistas que no cesaron de manifestarse en contra de la decisión del COJO de realizar competencias en el río.
Las advertencias fueron ciertas, después de que se reportara que la triatleta belga Claire Michel fue hospitalizada debido a vómitos, malestares y diarreas tras haber competido en el Río Sena, han surgido más casos de atletas enfermos.
Los triatletas portugueses Vasco Vilaça y Melanie Santos también se vieron afectados, desarrollando infecciones gastrointestinales luego de su participación en los eventos de natación en el Río Sena del pasado 5 de agosto. Fue el Comité Olímpico Portugués (COP) quien confirmó la noticia, destacando que Vilaça es quien ha sufrido más.
“En los últimos días, la atleta Melanie Santos también ha presentado síntomas similares, aunque de manera más leve”, compartieron en un comunicado oficial.
Economía circular
La contaminación también fue una de las principales preocupaciones de los organizadores. El COJO aplica la economía circular allí donde puede. “Las 42.000 sillas, 10.000 mesas de oficina, 6.000 estanterías y 800 puestos de trabajo utilizados para los Juegos se recuperarán después del evento. Tres cuartas partes se revenderán de segunda mano o se donarán, mientras que el resto se reciclará o se reutilizará para fabricar otros productos” indicó el Comité.
Reducción de energía
En cuanto a la energía, París 2024 se embarcó en un proyecto ambicioso: conectar todas las sedes olímpicas a la red eléctrica pública y reducir al mínimo el uso de generadores de diésel. La iluminación del estadio de Francia, por ejemplo, que normalmente se alimenta con petróleo, se sustituyó por biocombustibles para los Juegos, lo que se espera haya reducido hasta 13.000 toneladas de emisiones de CO2.
El nuevo enfoque de la alimentación
El compromiso con la sostenibilidad también se reflejó en la alimentación. París 2024 duplicó la cantidad de alimentos de origen vegetal en las comidas y se aseguró de que el 80% de los productos provinieran de Francia, con un 25% obtenidos dentro de un radio de 250 km de las sedes olímpicas. En algunos recintos, como el parque urbano de la Place de la Concorde, se eliminó por completo la carne, convirtiéndose en el primer estadio de la historia olímpica moderna en hacerlo.
Sin embargo, no todo fue perfecto. Durante la primera semana de los Juegos, surgieron quejas de los atletas sobre la falta de carne y huevos en los comedores de la Villa Olímpica, y en la segunda semana, el nadador británico Adam Peaty también afirmó que se habían encontrado gusanos en los alimentos y que la calidad y la cantidad generales de los mismos eran inadecuadas.
Aunque estos problemas fueron resueltos rápidamente, evidencian las dificultades de implementar un enfoque sostenible a gran escala.
El desafío de la huella de carbono
El presupuesto de carbono para París 2024 fue establecido en 1,5 millones de toneladas de CO2 equivalente, con el objetivo de reducir a la mitad las emisiones de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 (3,3 millones de toneladas) y Río 2016 (3,6 millones de toneladas). A primera vista, este objetivo parece ambicioso, pero su evaluación es complicada debido a la falta de detalles sobre la metodología utilizada para el cálculo.
La construcción representó la mayor parte de la huella de carbono de los Juegos, con un 32%, seguida del transporte de visitantes con un 31%; las operaciones (alojamiento, seguridad y gastronomía) representaron un 29%, y el transporte de atletas y delegaciones con un 18%. El alto índice de huella de carbono en el transporte de los visitantes, en su mayoría es causado por viajes aéreos, también contribuyó significativamente a las emisiones.
Controversia por los patrocinadores
A pesar de los esfuerzos por ser más sostenibles, París 2024 ha sido criticado por mantener a patrocinadores que contribuyen negativamente al clima, como Aeroports de Paris, ArcelorMittal, AirFrance y AccorHotels. Gilles Dufrasne, responsable de Políticas de Carbon Market Watch, destacó que aunque es positivo que París haya evitado el error de la FIFA de etiquetar los Juegos como “neutrales en carbono”, el evento aún proporciona una plataforma para que grandes contaminadores promuevan sus productos.
Mucho por mejorar
Los Juegos Olímpicos de París 2024 han marcado un avance significativo en la búsqueda de una mayor sostenibilidad en eventos deportivos, con esfuerzos claros para reducir la huella de carbono y promover prácticas más ecológicas. Sin embargo, es evidente que aún queda un largo camino por recorrer para que los Juegos Olímpicos sean verdaderamente compatibles con los objetivos del Acuerdo de París. La necesidad de mayor transparencia en la medición de las emisiones y la reevaluación de las asociaciones comerciales son solo algunos de los desafíos que deben abordarse en futuras ediciones.