Armando Calvillo de OCESA: El Corona Capital estrenará energía más limpia y espacios de salud mental en su edición 2025

Armando Calvillo OCESA

El Corona Capital no solo es uno de los festivales más esperados de México por reunir a grandes artistas internacionales, sino también un referente en la integración de medidas de sostenibilidad dentro de la industria del entretenimiento. Armando Calvillo, director de Marketing Comercial de OCESA, compartió en entrevista cómo el festival ha evolucionado para dejar una huella positiva en el ambiente, la comunidad y la experiencia de sus asistentes.

De la conciencia simbólica a las acciones tangibles

“Todo empezó de forma empírica”, recuerda Calvillo. En los primeros años, la intención era crear conciencia simbólica: un contenedor gigante en forma de ciudad transparente, que se llenaba con vasos desechables, mostraba el impacto visual de los residuos generados. Desde entonces, esa inquietud inicial se transformó en un plan integral que hoy abarca acciones ambientales, sociales y económicas.

Entre ellas destacan:

  • Uso de bicicletas generadoras de energía, que activaban aspersores para refrescar a los asistentes.

  • Chalecos de vibración para personas con discapacidad auditiva, que permiten “sentir” la música. Esta innovación, que Ocesa y Corona introdujeron desde 2018 antes de que grandes bandas internacionales como Coldplay la popularizaran, hoy es parte de un programa consolidado: el festival cuenta con 25 chalecos, intérpretes de señas y espacios adaptados para que más de 40 personas puedan disfrutar plenamente de los conciertos.

  • Apoyo integral para personas con discapacidad motriz, con rampas accesibles, carritos de golf que trasladan a los asistentes desde los accesos principales, y anfitriones especialmente capacitados que los orientan y acompañan durante su experiencia en el festival. Esta guía personalizada es clave: no se trata solo de tener infraestructura, sino de asegurar que cada persona sepa cómo aprovecharla y pueda vivir el evento con comodidad y seguridad.

  • Colaboración con Fundación Ocesa, que ha hecho de la accesibilidad un compromiso permanente.

Reducir la huella ambiental: vasos, basura y energía limpia

El mayor reto ambiental del festival son los vasos desechables de cerveza. “Nos dimos cuenta que era el principal contaminante que generamos”, explica Calvillo. Para enfrentarlo, se han probado materiales compostables y se ha reforzado la separación de residuos con el apoyo de la empresa Environment y la iniciativa Hagamos Composta, que guía a los asistentes en tiempo real para clasificar correctamente los desechos.

Además, este año se suman plantas de luz con gas LP para alimentar estaciones de carga de celulares, ofreciendo una alternativa más limpia frente a los generadores tradicionales.

La reducción de plásticos también es una prioridad. Lonas publicitarias han sido sustituidas por pantallas LED, y los materiales temporales de activaciones serán donados o reutilizados en refugios, evitando que terminen en la basura.

Innovación social: de sargablock a salud mental

El impacto del Corona Capital va más allá de lo ambiental. En 2019, el festival utilizó sargablock, bloques hechos de sargazo recolectado en el Caribe mexicano, para construir muros y bancas dentro del evento. Posteriormente, estos materiales fueron donados para edificar espacios comunitarios como la Casa del Adulto Mayor en la alcaldía donde se celebra el festival.

Otro ejemplo es la colaboración con Alcohólicos Anónimos (AA), que desde 2019 mantiene una carpa de apoyo dentro del festival. “Nos dijeron que han salvado a 37 personas desde que están con nosotros”, cuenta Calvillo. Para la próxima edición, Ocesa busca ampliar la atención a temas de salud mental, con espacios de descanso, contención y bienestar emocional.

Un mensaje colectivo

Para Calvillo, el verdadero valor del Corona Capital está en su capacidad de movilizar a miles de jóvenes y crear comunidad: “No podemos no darnos cuenta del cambio climático. Queremos que la gente se lleve un mensaje de conciencia y que esas acciones se conviertan en inspiración fuera del festival”.

Ese compromiso se refleja también en la certificación ISO 20121, estándar internacional que avala la gestión sostenible de eventos, la cual el festival comparte en América con Rock in Rio.

Más que música

El Corona Capital demuestra que un festival puede ser mucho más que música y convivencia. Puede ser un espacio de aprendizaje, de inclusión y de acción climática. Desde la reducción de residuos y la reutilización de materiales, hasta la inclusión de personas con discapacidad auditiva y motriz, el apoyo a la comunidad y la promoción de la salud mental, el festival se posiciona como un referente de cómo la cultura y el entretenimiento pueden impulsar cambios positivos.

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