“Me parece muy interesante que Netflix se haya arriesgado a hacer este tipo de proyectos que son tan distintos. Me buscó hace dos años Roberto Stopello y me propuso hacer una historia en la comunidad muxe. Es una historia en la que este contexto es tratado con mucho respeto y en un trabajo muy serio” explicó, tras apuntar que no es una historia para el nicho LGBT+, “Se trata de una gran historia de amistad y diversidad” agregó.
Muxe (pronunciado /’muʃe/, mushe) es un término zapoteca que hace referencia al género que define a una persona de sexo masculino que asume roles femeninos en cualquiera de los ámbitos social, sexual y/o personal. En la región zapoteca del istmo de Tehuantepec se estima la presencia de tres mil muxes.
En el cuarto de escritores participaron dos personas de la comunidad muxe: Alex Orozco, quien es dramaturga y actriz y Amurabi Méndez, quien participa en la asociación más antigua conocida en Juchitán, Tehuantepec: Las auténticas intrépidas buscadoras del peligro.
Barrera explicó que fue un trabajo interesante de investigación y aprendizaje. La serie se filmó completamente en el Istmo de Tehuantepec, lo que implicó numerosos retos, por la distancia y las condiciones para trabajar, espacio que también marcó un ritmo de trabajo al equipo, pero la experiencia devolvió un color y tono único, muy auténtico, al proyecto.
La producción incluye el idioma zapoteco, por lo que el talento tuvo que aprender el idioma. Actúan Diego Calva, Trinidad González, Frida Sofia Cruz, Mauro Guzmán, Jero Medina, Lisa Rivas, Yoshira Escárrega, Mercedes Hernández, Iazua Larios, Nova Coronel, La Bruja de Texcoco, Jorge A. Jiménez, Teté Espinoza, Humberto Busto, Kaarlo Isaacs y David Montalvo.
Drama y acción en una historia de personajes
“Es una historia que también habla de las emociones y procesos interiores, por lo que hay un trabajo actoral muy diferente, que le da otra calidez al resultado final. Requiere un ritmo y un lenguaje distinto. Muestra un México diferente, que probablemente muchos mexicanos no conocen” dijo Alberto Barrera.
A Barrera le preocupaba romantizar la realidad indígena y sobre todo la cotidianidad de la comunidad muxe, por lo que fue muy cuidadoso en entender cómo viven y se relacionan. Como productor ejecutivo, además de escritor, visitó locaciones y acompañó en viajes previos al director, situaciones en las que escucharon mucho la gente. “Me importa entrar con la audiencia y tratar de entender esta realidad. Hay una frase muy interesante que dice un personaje, que dice: no me siento cómodo siendo hombre, pero no ambiciono ser mujer. Y es muy interesante que en el zapoteco no existan los artículos (él, ella). El artículo tiene una definición numérica, sirve para saber si son uno o dos, pero no define al género” explicó.
Como productores ejecutivos trabajaron, además de Alberto Barrera, Juan Uruchurtu, Diego Rabasa y Ernesto Contreras. El productor es Jorge “Tocayo” Ramírez. César Gutiérrez Miranda, AMC es el director de fotografía y Diego López Mesa tuvo la responsabilidad del diseño de producción.
Comentó que es una historia entretenida, de suspenso y drama, pero sobre todo, es una historia de personajes. “Tiene un arco muy amplio. En los primeros cuatro capítulos son dos niños y narra su historia de amistad, y los siguientes cuatro capítulos relata el reencuentro de estos dos niños siendo adultos. Entonces hay un arco que hace que la historia sea muy diferente en la primera mitad, pero siendo el mismo cuento. Tiene un elemento de thriller, policial, que funciona dentro de la historia, y algo de suspenso. Pero la serie en realidad narra procesos internos de los personajes. Y en ese sentido, es una serie de personajes” explicó, tras comentar que es muy diferente lo que te puede conmover en la niñez y lo que te conmueve en la vida adulta. “Esta serie es sobre todo una gran historia de amistad, que termina siendo muy conmovedora y luminosa” afirmó.
La dirección y las actuaciones, comentó, son excelentes. El trabajo con los niños, que no suele ser fácil, fluye muy bien. “Además hay un trabajo con los colores de la cocina, porque la abuela de Manuel, uno de los niños, vive haciendo comida. Hay una inmersión en ese mundo” comentó, al destacar algunos de los valores de producción.
Explicó que nunca había estado tan involucrado en un proyecto desde el comienzo hasta el final, viviendo todo el proceso, y la experiencia como productor ejecutivo le resultó muy enriquecedora.