Saray Salvador de Alterbike: Bicicletas y reinserción social es nuestra ruta sostenible

La innovación en nichos desatendidos, el impulso al voluntariado corporativo y la inclusión laboral de ex reclusos forman parte de la estrategia de Alterbike y Ocupa para democratizar la bicicleta en México.

En un mercado dominado por importaciones, Alterbike ha encontrado en la innovación y en los nichos específicos una forma de mantenerse competitiva. “Lo importante es identificar necesidades insatisfechas, como la oferta de bicicletas personalizadas y de calidad. Ese ímpetu por innovar es lo que nos ha mantenido”, afirma Saray Salvador Matar, cofundadora de la empresa y de la organización comunitaria Ocupa.

Falta de infraestructura y cultura vial

Para Salvador, la adopción de la bicicleta como vehículo de uso cotidiano en México enfrenta retos estructurales. Si bien en ciudades como la Ciudad de México la infraestructura ciclista se expande, en gran parte del país es prácticamente inexistente. “Las personas que andan en bici exponen su vida por la falta de cultura vial. Es clave avanzar no solo en infraestructura, sino también en educación vial y en el mejoramiento del transporte público”, subraya.

Voluntariado corporativo con impacto

Alterbike también ha desarrollado un programa de team building con impacto, que integra dinámicas de voluntariado corporativo con la fabricación de bicicletas. Durante las jornadas, empleados de empresas participantes ensamblan bicicletas que posteriormente se donan a organizaciones sociales.

Un caso emblemático ocurrió con Fundación Coppel en una casa hogar para adolescentes que habían vivido situaciones de violencia. “Fue muy emotivo ver cómo, tras horas de trabajo y convivencia, los jóvenes recibieron como sorpresa las bicicletas armadas por los empleados. Se creó un lazo humano más allá de la donación”, recuerda Salvador.

Reinserción social a través de la bicicleta

La segunda vertiente de su labor es Ocupa, que impulsa programas de reinserción laboral para personas liberadas y adolescentes en reclusión. Desde 2021, han capacitado a alrededor de 30 personas en Ciudad de México con 40 horas de formación en mecánica de bicicletas, logrando su vinculación laboral.

Además, en Coahuila implementaron un modelo en el que los pedidos de bicicletas para el norte del país son ensamblados por jóvenes en centros de internamiento. “Hemos visto casos extraordinarios, como un egresado que trabajó ocho años con nosotros y hoy busca empleo a través de una agencia de reclutamiento. Es un ejemplo de cómo se puede transformar una vida con acompañamiento y oportunidades”, relata.

Inclusión genuina

Para Salvador, la diversidad en los centros de trabajo no puede excluir a quienes han estado en prisión. “Si estas personas no están contempladas, no estamos hablando de una diversidad e inclusión genuina. Todos tienen algo que aportar, y ofrecerles empleo digno y bien remunerado es una forma de generar impacto profundo y sostenible”.

Su exhorto final va dirigido a empresas de todos tamaños: abrir espacios laborales a poblaciones excluidas como una apuesta de largo plazo, más allá de la filantropía puntual.

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