Importancia de las cuotas de género en cine y TV: solo el 34% de los personajes con diálogo son mujeres

En 1985, la historietista Alison Bechdel publicó en su cómic “Dykes to Watch Out For” un criterio que se convertiría en un referente mundial para evaluar la representación femenina en el cine y la televisión. Conocido como el Test de Bechdel, este mecanismo establece tres simples requisitos que una película debe cumplir para demostrar que incluye personajes femeninos significativos: 1) que haya al menos dos mujeres con nombre, 2) que hablen entre sí y 3) que su conversación no gire en torno a un hombre. Aunque el test no mide profundidad de personajes ni calidad narrativa, su popularización evidenció una deficiencia estructural en los guiones de Hollywood: la invisibilización de las mujeres como personajes autónomos.

A pesar del impacto del Test de Bechdel en la conversación pública sobre género y narrativas, las cifras actuales muestran que el problema sigue vigente. De acuerdo con el estudio: Inequality in 1,700 Popular Films: Examining Portrayals of Gender, Race/Ethnicity, LGBTQ+ & Disability from 2007 to 2023, de las 100 películas más taquilleras del año, “las mujeres y niñas representaron solo el 31.7% de los roles con diálogo o nombre”. Esta cifra es prácticamente la misma que en 2007 (29.9%), lo que indica un estancamiento en la inclusión femenina en la industria del cine comercial.

Representación en pantalla: avances y retrocesos

El informe revela que solo el 11% de las películas de 2023 alcanzaron un equilibrio de género en sus personajes con diálogo (45-54.9% de mujeres). Además, apenas cinco películas presentaron más mujeres que hombres en pantalla. Si bien ha habido avances en algunos géneros, como la animación y la acción, donde la representación femenina creció de 20% en 2007 a 26.7% y 36.5% en 2023, respectivamente, la comedia y otros géneros han mostrado escasa evolución.

Más preocupante aún es la presencia de mujeres en papeles protagonistas. En 2023, solo el 30% de las películas más taquilleras tuvieron protagonistas o coprotagonistas femeninas, una caída de 14 puntos porcentuales respecto a 2022 (44%). Esto sugiere que, lejos de mejorar, la representación femenina en roles centrales ha retrocedido en los últimos años.

La situación es aún más alarmante cuando se analiza la edad de las protagonistas. Solo el 3% de las películas más taquilleras de 2023 presentaron a una mujer de 45 años o más en un papel protagónico. Como señala el estudio, “solo una película en 2023 contó con una mujer de color de 45 años o más como protagonista: Salma Hayek”. Esto refuerza la idea de que Hollywood no solo tiene un problema de género, sino también de edadismo y diversidad.

Cuotas de género: ¿una solución necesaria?

Dado este contexto, muchos países han comenzado a implementar cuotas de género en el cine y la televisión con el objetivo de corregir la desigualdad histórica en la industria. Estas medidas buscan garantizar que un porcentaje mínimo de los proyectos financiados con fondos públicos incluya mujeres en roles clave, tanto en pantalla como detrás de cámaras.

Los países escandinavos han sido pioneros en la adopción de cuotas de género en la producción audiovisual. Suecia, por ejemplo, implementó el programa “50/50 by 2020”, que exigía que la mitad de los proyectos financiados por el Instituto Sueco de Cine fueran dirigidos por mujeres. El resultado fue un aumento significativo en la participación femenina en dirección y guionismo, lo que contribuyó a diversificar las narrativas y perspectivas en el cine sueco.

En Francia, el Centro Nacional del Cine y la Imagen Animada (CNC) estableció incentivos financieros para proyectos con paridad de género en su equipo creativo. En Canadá, Telefilm introdujo una política similar para garantizar que al menos el 50% de los proyectos apoyados incluyeran a mujeres en posiciones clave.

Sin embargo, estas medidas no están exentas de controversia. Críticos argumentan que las cuotas pueden llevar a la selección de proyectos basados en criterios de diversidad en lugar de calidad artística. No obstante, como lo demuestra la iniciativa sueca, las cuotas no solo han aumentado la presencia de mujeres en la industria, sino que han ampliado la variedad de historias contadas en el cine.

Mujeres detrás de cámaras: el desafío pendiente

La desigualdad de género no se limita a la representación en pantalla. En 2023, solo el 12.1% de las 100 películas más taquilleras fueron dirigidas por mujeres. Aunque esta cifra es superior a la de 2007 (2.7%), sigue siendo alarmantemente baja. “El porcentaje de mujeres directoras en 2023 (12.1%) no difería significativamente de 2022 (8.8%)”, señala el estudio, lo que sugiere que el crecimiento en esta área sigue siendo lento.

El problema también se extiende a otras posiciones clave de la industria. En 2023, solo el 15.2% de los guionistas de las 100 películas más exitosas fueron mujeres, y apenas el 9.4% de los compositores fueron mujeres. Estas cifras reflejan que las oportunidades para creadoras en la industria siguen siendo limitadas.

Curiosamente, el análisis revela que la presencia de una mujer en la dirección tiene un impacto directo en la representación femenina en pantalla. “Las películas dirigidas por al menos una mujer tenían más probabilidades de incluir personajes femeninos con diálogo (43.1% vs. 30.2%), así como protagonistas o coprotagonistas femeninas (75% vs. 22.2%), en comparación con aquellas dirigidas únicamente por hombres”. Esto refuerza la idea de que aumentar el número de mujeres en roles creativos puede ser clave para mejorar la representación de género en el cine y la televisión.

Hacia un futuro más inclusivo

El Test de Bechdel, a pesar de sus limitaciones, sigue siendo una herramienta útil para evidenciar la falta de personajes femeninos significativos en el cine. Sin embargo, la conversación ha evolucionado: ya no se trata solo de incluir más mujeres en pantalla, sino de garantizar que tengan roles diversos, complejos y alejados de los estereotipos.

Si la industria quiere avanzar hacia una representación más equitativa, es fundamental seguir impulsando políticas de inclusión en todos los niveles de producción. Como han demostrado Suecia, Francia y Canadá, las cuotas de género pueden ser una herramienta eficaz para corregir desigualdades estructurales. Sin embargo, el verdadero cambio solo ocurrirá cuando la diversidad deje de ser una cuota por cumplir y se convierta en un valor fundamental de la narrativa audiovisual.

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