En la decimosexta edición de la Conferencia de las Partes de la Convención sobre Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (COP16), se logró un acuerdo global para identificar y conservar áreas marinas de alta importancia ecológica en aguas internacionales. Este marco otorga a la Asamblea de Naciones Unidas una autoridad reguladora sobre estas zonas con el fin de proteger la biodiversidad más allá de las fronteras nacionales. La identificación de dichas áreas marítimas especiales se llevará a cabo a través de un grupo asesor internacional, basado en criterios científicos, y el proyecto será financiado por países como Alemania, Canadá y Suecia.
Entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre, Cali fue el escenario de la COP16, un espacio que busca establecer agendas, compromisos y marcos de acción para la conservación de la biodiversidad y su uso sostenible. Durante los 12 días de duración, los representantes de 196 países se reunieron para evaluar medidas que permitan avanzar en los objetivos trazados en el Marco de Kunming-Montreal, un plan acordado en 2022 que busca proteger al menos el 30% de las zonas terrestres y marinas para 2030.
La importancia de los saberes ancestrales
Asimismo, en la COP16 se aprobó el Plan de Trabajo del Artículo 8J, el cual establece una ruta de implementación para la inclusión de los pueblos indígenas en la protección de la biodiversidad. Este estatuto alienta a los Estados a apoyar con incentivos económicos las actividades de Pueblos Indígenas y Comunidades Locales que contribuyan a la conservación y uso sostenible de la biodiversidad a partir de sus conocimientos tradicionales, innovaciones y prácticas.
Esto implica, entre otras cosas, que los gobiernos promuevan mejores prácticas para garantizar la tenencia y gobernanza de las tierras. Además, insta a la creación de mecanismos que permitan la participación efectiva de Pueblos Indígenas y Comunidades Locales en las estrategias y planes de acción nacionales de biodiversidad.
Entre los principios del proyecto, también se establece que los conocimientos, prácticas e innovaciones de estas comunidades solo podrán ser utilizados con su consentimiento libre, previo e informado, y se aclara que deberán recibir de manera justa y equitativa cualquier beneficio derivado de la utilización de sus saberes tradicionales para la protección de recursos naturales y genéticos.
Durante el evento, se llevaron a cabo charlas y conversatorios sobre la necesidad de que los países se desarrollen de manera sostenible y generen bienestar para las comunidades. Se destacó la importancia de que diferentes sectores, como el empresarial y el de las industrias culturales, apuesten por la descarbonización de sus procesos productivos para la protección del planeta.
El rol del audiovisual
En la conferencia se realizó un conversatorio sobre el papel del cine en la promoción de prácticas sostenibles y la concienciación sobre la crisis climática. Según un comunicado del Ministerio de Cultura de Colombia, Jaime Tenorio, director de Estudios Takeshima, afirmó: “Estamos en un momento en el que necesitamos políticas mucho más audaces, ya que una producción audiovisual de televisión puede emitir entre 13 y 14 toneladas de dióxido de carbono en una hora, y ni hablar de una gran producción cinematográfica, que emite cerca de 2 mil toneladas”.
En ese sentido, Tenorio resaltó: “Es necesario realizar transformaciones en términos de utilería, vestuario, plantas eléctricas y muchas otras áreas. Tenemos que promover políticas más estrictas y fortalecer los procesos de sensibilización y formación”.
Margarita Díaz, directora del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI), también participó como panelista y subrayó que el evento apoya narrativas que abordan el cuidado del planeta: “Al final, son los mismos creadores y cineastas quienes impulsan estas conversaciones. La biodiversidad y el cambio climático son temas que han ido ganando terreno en nuestras discusiones, y gracias a ello, hoy tenemos un enfoque en sostenibilidad. Ahora, no solo tenemos proyecciones y exhibiciones, sino que también hemos comenzado a realizar talleres de formación”.
Durante la COP16, se proyectaron más de 30 películas y series colombianas como parte de la estrategia “El cine colombiano nos late” del Ministerio de Cultura, la cual busca posicionar las producciones nacionales como un bien cultural y de entretenimiento en la agenda pública. Entre las producciones destacadas estuvo Río arriba, que reivindica la sabiduría ancestral de los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta y exalta el patrimonio natural de Colombia. También se proyectó el cortometraje documental Acuatenientes, que visibiliza el trabajo de líderes sociales en la preservación del agua en la zona bananera del Magdalena.